viernes, 31 de diciembre de 2010

Recuerda

Otro nuevo relato de exactamente el 25/07/2008. Hace ya unos añitos de esto, pero me sentía con ganas de subir algo nuevo y siempre quise subir este. Esperemos que la musa me llegue más tarde o más temprano, y si no, en Verano quiero exprimirme el seso a tope >.<

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La noche abrazó el cielo con su negro manto, y las estrellas se desplegaron sobre el orbe, mientras la lluvia caía en los bosques lejanos y la brisa hacía ondear las ramas de los árboles.

- ¿Sabes, mi querido hijo?- Dijo Artorius a su compañero, un joven soldado que lucía las insignias de la legión- Dicen que las estrellas son las almas de los guerreros caídos en combate, guerreros que como nosotros lucharon, y sus espíritus ascendieron al cielo. Mira esa estrella de allí, según cuentan es Lorenzo Lupo, el héroe de la V.

Artorius era un hombre veterano. Debía rondar por los 55 años, pero se sentía con una energía que, por momentos, superaba a los más jóvenes. Pelo y barba oscuros, salpicados de canas hasta lo indecible, y ojos profundos y torturados. Nariz partida por alguna batalla particularmente violenta y numerosas cicatrices. Su armadura dorada le cubría el cuerpo, y las gotas de lluvia resbalaban sobre ella provocando un molesto ruido en la noche. El gladius descansaba colgando de una vaina con el símbolo del águila dorada, y el escudo junto al casco estaban apoyados al lado de ellos, en el parapeto del muro.

- También cuentan que el peor momento de una tormenta es la calma que la precede. No saben cuanta razón tienen. Saber que tu fin está cerca, y aún así resignarse a permanecer en tu lugar; por tu familia, por tu honor, por Roma... Miles de hombres han muerto ya, y su sangre riega estas tierras como la lluvia misma. Y sin embargo, los bárbaros no cesarán hasta acabar con todos nosotros y créeme, un día lo conseguirán.

Artorius había visto cientos de ocasiones como esa, y también como sus más allegados caían presos de las espadas enemigas, y muchos otros de la desesperación y el miedo. ¿Cuántas veces lo habría sentido en aquellas ocasiones?

Cerró los ojos y abandonó el campamento por unos momentos, y sus sentidos se inundaron por el fuego crepitante del hogar, una mujer que le quería y unos hijos abrazándole. Cuánto había dejado atrás, pero sabía que de él dependía que todo ello siguiese vivo,la llama de su esperanza, el fuego de sus noches. Y lo defendería con toda su alma.

La fría brisa de la muerte volvió a inundar sus sentidos, y el agua que descendía con fuerza sobre ellos le despertó del ensueño.

- Nuestro tiempo se acaba, hijo mío- Sentenció tras un largo rato de silencio en el que observaban cientos de hogueras consumiéndose en la lontananza, en el campamento enemigo- Yo ya he pedido demasiado a los dioses, pero tu vida está llena de posibilidades. Quizá... seguramente, no pase de mañana. Pero no debes llorarme.

El centurión sujetó de los hombros al que era su primogénito y le miró de forma profunda e intensa, penetrándolo con la mirada.

- Recuerda lo que te digo. Recuerda el ayer, recuerda a los héroes y vive para rememorar sus hazañas. Recuerda que, cuando mires a las estrellas en noches como esta, sabrás que allí estaré yo, y que mi fuerza y mi coraje estarán contigo. No te consumas en las llamas del olvido y la desesperanza- Los ojos se le iluminaron, y alzó la voz en las siguientes palabras- ¡Recuerda el ayer, pero sobre todo, haz que te recuerden!

Los tambores de guerra sonaron lejanos, y pronto se les unieron los cuernos. El anciano hombre recogió sus armas y echó una breve mirada a su hijo.

- Recuérdalo, y haz que me sienta orgulloso de ti.

Después, descendió las escaleras, hacia las puertas de los infiernos, y su joven hijo observó al héroe marchar, para siempre.

- No- Se dijo, mientras luchaba para contener las lágrimas- No lloraré, pues no hay pena o miseria en la muerte por honor. Padre- Se dijo, como juramento- Te recordaré, a ti y a todos los héroes. Y haré que me recuerden- Echó una última mirada al cielo antes de marchar y, por un fugaz instante, creyó ver una nueva estrella brillando en el firmamento.